AG James demanda a la administración Trump por limitar el cumplimiento de las leyes federales ambientales y de salud pública

Coalición de AG argumentan que la política de la EPA pone en peligro la salud pública y las comunidades vulnerables

NUEVA YORK — El Fiscal General James encabezó hoy una coalición de nueve fiscales generales para presentar una demanda contra la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Trump desafiando su nueva política para dejar de hacer cumplir los requisitos bajo una amplia gama de leyes ambientales federales debido a la crisis de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19).

La política establece que la EPA no tiene la intención de tomar medidas de cumplimiento contra las empresas que violen disposiciones de leyes ambientales como las Leyes de Aire Limpio, Agua Limpia y Agua Potable Segura, siempre que las empresas vinculen al COVID-19 con su incumplimiento. La coalición sostiene que esta política es demasiado amplia, carece de transparencia y rendición de cuentas, y dará como resultado mayores emisiones de contaminación por parte de la industria y los impactos correspondientes en la salud pública y el medio ambiente.

“La Administración Trump no puede dar luz verde a las industrias para ignorar las leyes críticas ambientales y de salud pública, especialmente durante una crisis de salud pública”, dijo el Fiscal General James. “La política de no aplicación de la EPA pone en peligro nuestra salud pública ya dañada al permitir libremente la contaminación de las grandes corporaciones. Nunca ha habido un momento más importante para priorizar la salud de nuestras comunidades, y no dejaremos de luchar por la salud y la seguridad de todos los estadounidenses”.

El 26 de marzo de 2020, la EPA emitió la política de no aplicación, la cual se aplica retroactivamente al 13 de marzo, y no tiene fecha de finalización. La EPA afirma en la política que no tiene la intención de tomar medidas de cumplimiento contra las empresas que violen los requisitos de reporte y monitoreo existentes para leyes como las Leyes de Aire Limpio, Agua Limpia y Agua Potable Segura, siempre que las empresas vinculen al COVID-19 con su incumplimiento. La política también hace opcional que las partes denuncien el incumplimiento a la EPA, y a las agencias estatales y locales.

La coalición reconoce los inmensos retos que plantea la pandemia del COVID-19 y su respuesta. No obstante, la coalición sostiene que fue arbitrario y caprichoso que la EPA adoptara la política “general” de no aplicación sin considerar si empeorará los daños a la salud pública. Además, como se han demostrado varios estados, el organismo podría haber seguido una política razonable que brinde la flexibilidad necesaria y adecuada a las empresas sin renunciar a los requisitos necesarios para proteger la salud pública y el medio ambiente. 

En la demanda, la coalición sostiene que la EPA carece de autoridad legal para renunciar de manera efectiva a las obligaciones críticas de monitoreo y reporte que informan a los reguladores y al público en general de los peligros de contaminación. La demanda también alega que la EPA no consideró los impactos adversos en la salud pública que tendrá la política en medio de la pandemia de COVID-19, incluidos los impactos del aumento de la contaminación, y la falta de información pública disponible sobre esa contaminación, que puede resultar de la política. Por ejemplo, sin exigir que las empresas reguladas den aviso público del incumplimiento de las restricciones a la contaminación, las comunidades limítrofes con instalaciones industriales, que suelen ser comunidades de bajos ingresos y minoritarias, podrían estar expuestas a contaminación nociva sin previo aviso. Adicionalmente, el aumento de la contaminación del aire y la falta de reporte de contaminación excesiva del aire podrían representar un peligro significativamente agregado para las personas con enfermedades respiratorias existentes (por ejemplo, asma). Esta circunstancia se vuelve más preocupante por la declaración de la EPA en la política de que puede renunciar a la aplicación incluso en situaciones en las que el incumplimiento de un contaminador presente una amenaza inminente para la salud pública o el medio ambiente.

El 15 de abril, el Fiscal General James encabezó una coalición de 14 fiscales generales estatales al enviar una carta al administrador de la EPA, Andrew Wheeler, sobre el impacto de la política en las leyes ambientales y de salud pública de nuestra nación, y las protecciones que estas leyes otorgan a la salud pública, la seguridad y el medio ambiente. En la carta se exhortaba a que se rescindiera la política de no aplicación de marzo a favor de una orientación a las empresas que no pongan en riesgo aún mayor la salud de nuestras comunidades del que ya están enfrentando debido al coronavirus. La EPA no ha respondido al escrito ni ha tomado ninguna de las acciones solicitadas por los fiscales generales.

La demanda, que se presentó hoy en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York, incluye a los fiscales generales de California, Illinois, Maryland, Michigan, Minnesota, Oregón, Virginia y Vermont.

Este asunto está siendo manejado por la Oficina de Protección Ambiental de la Fiscalía General de Nueva York y está dirigido por el Asesor Principal de Contaminación del Aire y Litigios de Cambio Climático Michael J. Myers, los Fiscales Adsistentes Meredith Lee-Clark, Samantha Liskow, Brian Lusignan y Patrick Omilian, el abogado de proyectos Benjamin Cole, y el científico jefe Anthony Dvarskas, bajo la supervisión del Jefe de la Oficina Lemuel M. Srolovic y el Asesor Principal de Federal Iniciativas Matthew Colangelo. El Buró de Protección Ambiental forma parte de la División de Justicia Social, encabezada por la Fiscal General Adjunta en Jefe Meghan Faux, todo bajo la supervisión de la Primera Fiscal General Adjunta Jennifer Levy.